Construyendo catedrales
Artículo de Javier Sastre de Sastre & Asociados
Centro Europeo de Empresas e Innovación de Castellón (CEEI Castellón)
Publicado el jueves, 19 de junio de 2014 a las 10:45
Un día muy caluroso del verano de 1267, un niño de unos 10 años saltó la valla que separaba el camino que llevaba a la ciudad de una cantera.
El niño, que era muy curioso y ávido de saber, se encontró con un cantero que parecía sufrir: sudaba mucho y su cara era un rictus de incomodidad.
"Buenos días señor, ¿qué está haciendo?" El hombre, que estaba golpeando un bloque de piedra con un mazo y un cincel, le contestó de forma desabrida: "¿no lo ves? estoy dando golpes a esta maldita piedra", y añadió: "me limito a hacer lo que dice aquel de allá", señalando al capataz y echándole una mirada nada amistosa.
Continuó andando el niño y se encontró con otro cantero. Este tenía un semblante sereno, aunque también estaba sudando y parecía que se esforzaba bastante. El niño, pensando que el anterior cantero no le había resuelto todas sus dudas, volvió a preguntar: "Buenos días señor, ¿qué está haciendo usted?.
"Hola muchacho" contestó el cantero, "como vés, estoy tallando esta gran piedra". Como el niño vió que tenía cerca varios bloques que parecían acabados, todos con una señal muy peculiar en una de sus caras (una especie de triángulo) preguntó: "¿por qué ha marcado así esas piedras que ya están terminadas?". El cantero respondió: "Porque yo soy un artesano y marco todas las piedras que tallo con mi sello personal"...
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19/06/2014 10:45 | paloma
Centro Europeo de Empresas e Innovación de Castellón (CEEI Castellón)